Hace tiempo que las máquinas comenzaron a dejarnos obsoletos. Comenzaron reemplazándonos como mano de obra, pero no van a terminar ahí. Hoy os traigo la historia de Ken Jennings como ejemplo de lo que está por venir. Espero que os guste.
Ken Jennings
De pequeño, Ken Jennings era el típico sabelotodo que se
pasaba el día leyendo enciclopedias y acumulando datos curiosos. Estos datos
variaban mucho, desde la frecuencia de la órbita del cometa Halley o el tamaño
del pastel de calabaza más grande del mundo. Gracias a esta curiosidad innata y
a su capacidad para retener esta información pudo presentarse al concurso
americano Jeopardy.
La gracia de este concurso está en que, en lugar de
preguntar directamente a los concursantes, a estos se les da una respuesta, una
pista, y deben ser ellos los que elaboren la pregunta. Por ejemplo: una
respuesta del concurso podría ser "El Padre de la Patria; en realidad, no
cortó un árbol de cerezo", a la que el concursante debería responder
"¿Quién es George Washington?".
En el caso de Ken, él fue el concursante de Jeopardy capaz
de acumular la racha más larga de programas consecutivos ganados. Sumó un total
de 75 programas, acumulando un premio final de más de dos millones y medio de
dólares.
Y Ken estaba contento. Había sido una racha espectacular, la
gente le saludaba por la calle celebrando con él su éxito. Tantos años de
acumular datos se habían visto recompensados. Todo iba bien. Hasta que IBM se
propuso ganarle.
Watson
Tras la victoria de Deep Blue sobre Gari Kaspárov en su
famosa partida de ajedrez de 1997, IBM estaba buscando el siguiente gran reto
donde pudieran demostrar las capacidades de la Inteligencia Artificial. En 2004,
Charles Lickel, el gerente de investigaciones para IBM, vio la racha ganadora
de Ken Jennings en Jeopardy mientras cenaba en un restaurante con sus
compañeros de trabajo, y en ese momento pensó en cual podría ser su próximo
gran reto: vencerle. Es entonces cuando, tras convencer a sus superiores, se
comienza el desarrollo de Watson, el sistema informático desarrollado para ser
capaz de participar y ganar en Jeopardy.
La dificultad del concurso Jeopardy reside en dos grandes
bloques: entender la pista dada y formular la pregunta correcta. En la primera
parte es donde Watson lo tendría más difícil, pues esta pista se da en lenguaje
natural, es decir, en el lenguaje humano, en este caso en inglés. El gran
problema de trabajar con el lenguaje natural es la ambigüedad semántica que
este presenta. Una palabra puede significar diferentes cosas según su contexto.
Por ejemplo, “amo” puede referirse a la primera persona del presente del verbo
“amar” o al dueño de una propiedad. Para conseguir resolver estos problemas,
Watson no tenía un único programa, si no que era capaz de ejecutar varios
programas a la vez, de manera que observando cual de todas las respuestas
obtenidas con ellos era la más frecuente era capaz de econtrar la respuesta correcta. Una vez
entendida la respuesta, era relativamente sencillo buscar en su inmensa base de
datos, de más de 4 terabytes, a qué información se refería, y a partir de ahí,
sólo quedaba la pequeña tarea de
elaborar la pregunta.
Tras siete años de desarrollo y pruebas, en febrero de 2011
Watson se enfrentó en un concurso especial de Jeopardy contra Ken y Brad Rutter,
los dos mejores concursantes de toda la historia del programa. Para que Watson
no tuviera ventaja, también tuvieron que elaborar un pulsador electrónico que
este podría pulsar con un dedo robótico. Y no dejó de pulsarlo. Watson fue
capaz de vencer a ambos concursantes sin que estos tuvieran la más mínima
posibilidad de plantarle cara.
¿Cuánto duraremos?
Esta victoria es muy destacable. En el caso de Deep Blue, el
superordenador campeón de ajedrez que antes mencionábamos, su victoria sobre
Kaspárov mostró la increíble capacidad de cómputo que un ordenador puede
alcanzar. Pero al fin y al cabo, el ajedrez es un juego cerrado, en el sentido
de que el número de posibles jugadas, si bien es muy grande, este es finito, ya
que existen unas reglas bien definidas sobre cómo se mueve cada pieza. En el
caso de Jeopardy esto no es así. El número de posibles pistas es enorme, mucho
más grande, y estas requieren una interpretación por parte del concursante.
Existe ambigüedad e imprecisión en muchas de ellas. Es precisamente el ser
capaces de resolver este tipo de ambigüedades una de las características que
nos separa a los humanos de las máquinas. O nos separaba.
En el video que os dejo al final de la entrada, Ken cuenta que
su sensación tras el concurso fue la de sentirse obsoleto. Una máquina, un
conjunto de cables conectados entre sí, había sido capaz de ser mejor en
aquello en lo que él era considerado como uno de los mejores. De algún modo,
debió de sentirse como aquellos trabajadores de las fábricas que trabajaban
manualmente, a los que un día y sin previo aviso, se les sustituyó por máquinas
de vapor capaces de hacer su mismo trabajo más rápido y mejor.
Por primera vez en la historia estamos ante la situación
donde las máquinas van a ser capaces de realizar tareas cognitivas, es decir,
donde las máquinas van a ser capaces de realizar tareas donde se requiere
conocimiento. Desde hacer composiciones musicales, hasta la toma de decisiones
en empresas. Y también serán capaces de hacer tareas más rutinarias como
conducir o limpiar la casa.
¿Debemos, por tanto, temer por nuestras vidas y pensar que
vamos a ser reemplazados? Para nada. La tecnología está a nuestro servicio.
Pensar en que ya no tendremos nada que hacer sería como haber pensado que los
caballos iban a desaparecer porque se inventaran los coches, o que las
escaleras dejarían de existir por tener ascensores. La tecnología nos va a
permitir realizar nuevas tareas gracias a que ella va a poder encargarse de
ayudarnos. Queda mucho tiempo por delante y muchos avances que lograr, pero la
Inteligencia Artificial va a abrirnos nuevas puertas. Y no sé vosotros, pero yo
estoy deseando ver qué hay detrás…
Muy interesante!
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