1 jul 2013

El Test de Turing, o cómo saber si las máquinas piensan

Imaginemos por un momento que hubiésemos desarrollado la máquina más inteligente del mundo, al menos tan inteligente como un ser humano y que fuese capaz de pensar. ¿Cómo podríamos demostrar que es capaz de pensar? Esta misma pregunta se la planteó Alan Turing, uno de los más importantes teóricos de la computación y pionero en el campo de la inteligencia artificial.
 
Aunque depende mucho de qué entendamos por inteligencia, Turing propuso en 1950 una prueba (hoy conocida como el Test de Turing) basada en el Juego de la Imitación. Este juego consistía en tres personajes, un hombre y una mujer en una habitación y un juez situado en otra sala aislada de la primera. El hombre tenía que intentar engañar al juez convenciéndole de que era la mujer, mientras que la mujer tenía que convencer al juez de que la mujer era ella. El juez debía decidir a base de preguntas quién era la mujer y quién era el hombre.
 
La prueba que Turing propone un caso similar: en una habitación aislada hay un juez humano, mientras que en otras dos salas hay un individuo humano y la máquina a ser juzgada. Para comunicarse, Turing propone que la comunicación se realice utilizando teletipos, de manera que la escritura o la voz no afecte al criterio del juez. Si la máquina es capaz de pensar y razonar como un humano, el juez no será capaz de diferenciar entre la máquina y el humano, no sabrá decir quién es quién. Esto quiere decir, que si el juez no es capaz de identificar a la máquina y la confunde con el humano, podríamos considerar esa máquina como inteligente ya que es capaz de imitar el comportamiento humano. Turing afirmaba que “existirá Inteligencia Artificial cuando no seamos capaces de distinguir entre un ser humano y un programa de computadora en una conversación a ciegas”.


Fuente

Un ejemplo aplicado del Test de Turing son los CAPTCHA, esos códigos ilegibles que tienes que introducir para acceder a una web de los que ya hablamos, que aunque no siguen estrictamente el Test, si que representan la idea que Turing propuso: diferenciar al hombre de la máquina mediante una prueba.
 
 
 
Pero volviendo a la idea del Test, ¿que se engañe al juez demuestra que la máquina es capaz de pensar? La respuesta a esta pregunta es no, ya que lo que realmente demuestra este experimento es que la máquina es capaz de aparentar que piensa, y lo hace al menos tan bien como lo haría un humano. Pero, ¿cuál es la diferencia entre pensar y aparentar pensar? Quizás no tenga demasiada relevancia a nivel práctico, y lo importante es que una máquina sea capaz de elaborar una respuesta inteligente a las preguntas que le hagamos, independientemente del método seguido para elaborar dicha respuesta.
 
En cualquier caso, estamos aún lejos de conseguir que una máquina supere el Test. Esto se debe principalmente a la vasta amplitud de posibilidades que se presentan al tener un problema tan abierto: no hay límites en el tipo de preguntas que el juez puede hacer, siendo estas de cualquier tema que podamos imaginar y con todas las segundas intenciones que el juez quiera, y no hay límites en las posibles respuestas que se pueden dar. Sencillamente hay demasiadas posibilidades
 
Sin embargo, como ya vimos con el caso de Watson, en ciertas ocasiones donde el ámbito sea acotado y reducido a una porción de conocimiento, y con un mecanismo concreto, las máquinas van acercándose. En este post se recogen algunos avances en distintas áreas, como el reconocimiento facial, el ajedrez y la música entre otras. Aún nos queda mucho por delante, pero seguimos avanzando.
 
Si os interesa leer más sobre el tema, aquí tenéis el enlace al artículo original de Turing  y si quereis saber más sobre Turing hay muchos artículos sobre su legado, aquí os dejo uno de ellos.

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