A no ser que hayáis vivido o viajado una temporada por estas latitudes, es difícil entender como puede cambiar la longitud de horas de luz de un día entre el invierno y el verano, y es que es muy distinto contarlo que vivirlo.
Aquí en Helsinki, el día en su período más corto puede durar unas 5 o 6 horas de luz, donde el sol no se eleva a penas del horizonte. En verano ocurre todo lo contrario, y las horas de luz son exageradas. Con lo cual, no te puedes fiar para nada de la luz, y tus bioritmos son muy distintos en cada época, en verano estás muy activo todo el día y cuesta irse a dormir, pero en invierno, tiendes a tener sueño a las 4 o 5 de la tarde y por la mañana es complicado levantarte de la cama.
Pero en lugar de simplemente contároslo, os dejo un timelapse montado en uno de los días más cortos y de los más largos (osea, en Diciembre y en Junio respectivamente), para que podáis comparar. La cámara está orientada hacia el norte, por lo que en verano casi amanece/atardece por allí, ya que el sol casi completa una vuelta entera al cielo; en invierno, los pocos días que hay despejado, no se ve ni rastro de sol por allí y es la parte más oscura, ya que el sol sale y se pone muy hacia el sur.
Hay detalles que merecen mucho la pena, como la hora del amanecer y el anochecer en ambos casos y la tormenta de nieve del invierno. Fijaos también en la diferencia en la longitud de las sombras, mucho más alargadas en invierno, ya que el sol está mucho más bajo.
Como curiosidad, esta es la calle en la que trabajo, paso todos los días por ahí al lado del mar. La única pega del vídeo es que no tiene música.
Es una experiencia distinta, que por suerte he podido vivir y comprobar ambos extremos. Definitivamente me quedo con su primavera-verano y odio su otoño-invierno.
Si te ha gustado el vídeo, puedes compartir esta entrada con los botones que aparecen debajo
No hay comentarios:
Publicar un comentario